Para la mayoría de los emprendedores, emprender es una tarea difícil, con muchos riesgos que asumir, muchas cosas a tener en cuenta para minimizar su riesgo de fallo, pocos recursos y, lamentablemente, con grandes posibilidades de fracasar.
A pesar de todas esas adversidades hay que ser optimista y tener confianza en que todo saldrá bien y se alcanzarán nuestros objetivos, aunque eso implique pivotar nuestro modelo de negocio en varias ocasiones y nuestra propuesta de valor pero, lo más importante, es no perder la atención del foco principal.
Existen una serie de errores comunes que nos hacen desviarnos de nuestro camino creyendo ver atajos que nos serán de utilidad.
Errores que descentran al emprendedor
1. El cliente objetivo
Una vez que se ha identificado y se ha definido es muy común, que todo se venga a bajo porque, de repente, creemos encontrar ese cliente de referencia o prescriptor que actúe de catalizador para crear una gran cartera de clientes. Sin embargo, desconocemos su solvencia, si es de su interés nuestra propuesta o si tendrá ese efecto de tracción que tanto deseamos. El principal problema es que nos puede hacer trabajar mucho, dedicar demasiados recursos y obtener un escaso retornos.
2. Dispersar esfuerzos
Una de las cosas más difíciles, si no la más difícil, cuando se emprende es conseguir los primeros clientes. Uno de los síntomas de que desconocemos nuestro mercado objetivo es dispersar esfuerzos en distintos canales, diferentes lugares, etc. Para evitarlo, es importante centrarse en el mercado y los canales que creamos más rentables y/o con mayor cantidad de clientes potenciales e ir introduciéndose en ellos paulatinamente. Cuando se inicia algo hay que tener grandes expectativas pero la ejecución tiene que ser en el momento justo y gradualmente.
3. La paradoja de la inversión
Existe esa leyenda urbana que para emprender el requisito más importante es tener financiación, por lo menos, es lo que nos hacen creer. Personalmente si me dan a elegir entre tener inversión y tener clientes, no lo dudo, me quedo con lo segundo. La manera perfecta de emprender, para mí, es el bootstrapping y que sean tus porpios clientes quienes te faciliten un crecimiento orgánico.
Tener contigo un inversor que sus intereses no resulten ser los tuyos, no solo es que te disperse en tu visión de negocio, es que al final, puede resultar siendo una distorsión insoslayable para el negocio.
En definitiva, tener unos objetivos claros es fundamental cuando se emprende y tener un plan para conseguirlos esencial, si bien es cierto que siempre hay que estar abierto a modificaciones, lo que hay que evitar es sentirse atraido por todas las luces que se crucen en nuestro camino y nos puedan desviar del mismo.
Imagen | cambodia4kids.org
En Pymes y Autónomos | Los auténticos emprendedores no hacen planes de negocio