Permitirme recordar una gran canción con geniales versiones para hacer una analogía con la gestión de los recursos humanos en las empresas donde muchas veces se ahorra precisamente en algo que es clave, la persona que tiene que hacer funcionar el negocio. Por eso me pregunto esto de ¿quién pilota mi empresa... que a la deriva me lleva?
No es la primera vez que observo esta cuestión en muchas empresas, especialmente en el sector de la hostelería. Se realiza una gran inversión para montar el local y poner en marcha el negocio. Pero se pone a los mandos del mismo a una persona que no tiene experiencia sobrada para convertirlo en un éxito. Parece que a las empresas les parece que nos hay que invertir en captar talento como un activo más de nuestro negocio.
Y al final parece que hemos comprado un Fórmula 1, pero hemos puesto al volante a un conductor novato con la L. El resultado todos sabemos como va a acabar. En caso de que sea alguien prudente tendrán una arranque de negocio muy lento hasta que poco a poco se vaya haciendo con los mandos. En el peor de los casos, estrellados a los pocos metros de salir.
En otras áreas no ocurre tanto, no se ve a nadie que quiera montar una asesoría, una gestoría, etc. que ponga a dirigir la misma a alguien sin experiencia que vaya aprendiendo sobre la marcha. Y sin embargo en muchas ocasiones se confía más en alguien conocido en lugar de alguien reconocido, por sus aptitudes, su capacidad o la experiencia y referencia en el currículo.
O simplemente la oferta que se ha lanzado no resulta atractiva para un buen profesional. Tenemos que elegir entre candidatos sin la experiencia necesaria o aquellos que teniéndola, quizás no tienen la actitud o la ilusión necesaria para poner en marcha la empresa, o simplemente dar lo mejor de si mismos.
No deja de ser un síntoma en muchos casos de una mala planificación. Se invierte en herramientas, maquinaria, etc. y cuando se acerca el momento de levantar el cierre, nos damos cuenta que nos hemos pasado del presupuesto. Y ahorrar en personal nos parece una buena idea. Pronto nos damos cuenta que fue un error, que se puede enmendar, pero que es necesario identificar cuanto antes.
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