El dinero nos hace perder la cabeza y más aún cuando hay tanto ruido que nos anuncian las rondas de inversión multimillonaris de startups, sobre todo, del otro lado del Atlántico.
En los negocios la prudencia no es una virtud, es una exigencia y quien desea hacer las cosas rápido debe tener muy presente que quien mucho corre pronto para.
El impacto de una valoración alta de nuestra startup es más que probable que lo que te esté suponiendo es el principio del fin de tu negocio.
El motivo de esta afirmación es clara, los inversores invierten en la capacidad de generar valor, por lo tanto, si en una primera ronda te llevas la sorpresa de tu vida por la capacidad de levantar financiación, es el momento de estar alerta.
Si en un primer intento de inversión, por estas cosas de la vida, consigues 2 millones de inversión, tus inversores te exigirán que tu empresa valga 5 millones en un plazo inferior a un año, ¿serás capaz de hacerlo?.
Si los datos demuestran que no es así, entonces, estarás en un gran atolladero, tu negocio habrá subido y bajado como la espuma de la cerveza, con todas las consecuencias que implica.
Drucker dijo que el número ideal de socios es un número impar inferior a uno, con las rondas de inversión, pasa algo similar, el número óptimo es ninguna. No es una cuestión de valoración de tu negocio, es que además, la complejidad de tu negocio crecerá exponencialmente y todo ello, perdiendo el control de tu negocio.
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